Adorar la Sagrada Eucaristía



Custodiar al Redentor en la Eucaristía

San José tuvo la tarea de ser custodio del Redentor, y cumplió cabalmente esa tarea, con corazón de Padre. A nosotros también se nos confía el Redentor, especialmente en el Santísimo sacramento. Es nuestro Huésped, y debemos ejercitar con Él la hospitalidad, esa cualidad que acoge y agasaja, con amabilidad y generosidad, a los invitados. Él viene del Padre, y de nosotros depende que se sienta como en casa en nuestros Sagrarios.



Jesús está en el Pan

En casa de Simón el leproso, Jesús alaba el amor de la mujer pecadora. Nos revela una “encarnación” del modo de ser de Dios: lo que le gusta también ahora. Vivámoslo con nuestros detalles de fe, confianza y amor en su Presencia Real. Entonces experimentaremos una vida llena de eficacia.



Amor hasta el extremo

In finem dilexit eos, dice san Juan al presentar el pórtico del triduo pascual. Ama con un amor que no puede crecer, sencillamente porque es todo el amor. Lo manifiesta con el Sacramento del Amor, en el que aguarda siempre. Así es, decía el beato Paulo VI: no es una imaginación o una fantasiosa superchería: es una realidad. Una Persona viva se esconde en cada Hostia.