Adorar la Sagrada Eucaristía



Deseo de instituir la Eucaristía

Metiéndonos en los sentimientos del Señor el Jueves Santo entenderemos un poco más profundamente su amor ante el prodigio eucarístico. La Eucaristía viene a ser el termómetro de nuestra fe y la razón última de todo avance en la santidad y de todo fruto apostólico.



La Eucaristía es el Cielo en la tierra

“Jesús, a quien ahora veo velado, te pido que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu Rostro ya sin velos, pueda ser feliz viendo tu gloria” (Adoro te devote). Es difícil captar la realidad del Cielo, pero tenemos el adelanto en la Eucaristía. Por eso la eternidad tiene una relación muy estrecha con la Eucaristía: es viático, que ha ido sembrando el germen de inmortalidad.


Ser almas de Eucaristía

En Forja, san Josemaría escribió: “¡Sé alma de Eucaristía! Si el centro de tus pensamientos y esperanzas está en el Sagrario, ¡qué abundantes los frutos de santidad y de apostolado! (n. 835). Joaquín Ferrer estudió esa expresión, y profundiza en la expresión “alma” como principio que organiza la vida. Vivir de la Eucaristía y convertirnos en profetas de la misma.