Comunión



Que mi alma de Ti viva

Piedad y doctrina, teología y mística. Es el ejemplo de Tomás de Aquino, gran profundizador en la teología eucarística e incomparable cantor de la misma. Aprovechamos ahora para nuestra oración la quinta estrofa del Adoro te devote: Pan vivo que da la vida al hombre / Haz que mi alma de ti viva… haciéndolo, experimentaremos los frutos de la Redención.



Sangre de Cristo en nuestras venas

“Piadoso Pelícano, Jesús, Señor, límpiame a mí inmundo con tu Sangre, uno de cuyas gotas puede limpiar de todos los crímenes al mundo entero”. La Sangre de Cristo –toda ella– la recibimos al comulgar. Nos limpia, pero tiene también la fuerza para encendernos en amor, para embriagarnos. Valorar el sacramento, y pedir perdón por “los lugares vacíos” y la inconsciencia.



Comulgar me santifica

Parábola de los lugares vacíos y del invitado que llega sin traje de bodas. San Gregorio Magno la refería a la Eucaristía: la fe nos hace ir a ella, pero el vestido que se requiere es el amor para recibirla. Oración “Alma de Cristo, santifícame”: tesoro de piedad y de doctrina.