Comunión



Alimentar con el propio ser

¡Oh memorial de la muerte del Señor!, cantamos cada jueves. San Pablo nos recomienda: “Siempre que coman este pan y beban este cáliz, anuncian la muerte del Señor”. No se contentó con darnos sus palabras, sus secretos, su fidelidad, su ternura… quiso alimentarnos con lo que Él es. Y tenemos la eficacia de cada momento de su Vida, en cada comunión.



Profundizar en la Eucaristía 

“El que come mi carne y bebe mi Sangre tiene vida eterna”, dijo Jesús. Y puso una comparación insuperable: “Así como Yo vivo por el Padre, el que me come vivirá por Mí”. Se trata de una anticipación del Cielo, pues la Comunión es el compendio del designio divino de Salvación: hacer al hombre uno con su Dios.



Ser asimilados por Cristo

Prodigio: comer un Cuerpo, comer la carne de Cristo. Pero para que ese cuerpo nos asimile, necesitamos atenernos a las reglas del amor. Esas reglas se refieren a la totalidad de entrega.