Comunión




Invitar al banquete

“Érase un rey que preparó el banquete de bodas de su hijo…” Jesús nos explica el reino de los cielos con esta hermosa imagen. El Hijo se desposará con la naturaleza humana y todos estamos llamados a tomar parte. Pero el rey necesita heraldos que anuncien, y ellos deben llenarse del Amor para ser testigos creíbles.



Alma de Cristo, santifícame

Buscar los bienes de arriba, pide san Pablo. Pero… ¿cómo?, ¿dónde, ¿cuándo? En todo lugar, en todo momento y con todo el corazón. Pero especialmente el tiempo después de haber comulgado. La oración “Alma de Cristo, santifícame; Cuerpo de Cristo, sálvame…”, además de su valor doctrinal, nos enciende en el amor.



Pan vivo

Benedicto XVI dejó palabras llenas de fe y amor a la Eucaristía, por ejemplo: “Este acto de ‘comer’ es realmente un encuentro entre dos personas. Es entrar en comunión con la persona del Señor vivo. Dejarse penetrar por la vida de quien es el Señor, mi Creador y mi Redentor”. Una vida eucarística es una vida que ha atinado a la diana del cristianismo.