Comunión



Comulgar con el Alma de Cristo

La oración medieval Anima Christi es quizá la oración más repetida para después de comulgar. Nos permite referirnos al Señor de manera directa. La primera invocación, referente al Alma que está presente en el Pan, nos recuerda que ahí está Alguien vivo, y que está con sus facultades y potencias, y que de la plenitud de gracia de esa Alma participamos todos.



Amor presente en el Pan

Acompañemos a Jesús que va la tarde del Jueves de Betania a Jerusalén, donde lo esperan Pedro y Juan, que han preparado todo lo concerniente a la Cena de Pascua. Meternos en su Corazón para experimentar el porqué del ansia por quedarse en el pan. Amor con amor se paga, entrega con entrega. Ejemplo del niño mártir san José Sánchez del Río.



La misma sangre

Parábola de gran profundidad: la vid y los sarmientos. Jesús es vid: se ha hecho tierra, se ha encarnado para que nosotros podamos formar parte de Él, como los sarmientos con la vid. Viene así a descubrirnos la unión indisoluble entre Él y nosotros que se realiza particularmente al comulgar, pues ahí recibimos su Sangre, Sangre de la alianza entre Él y cada uno de los que comulga.