Humildad



Humildad y caridad
Nicodemo y la mujer samaritana… ¿tienen algo en común? Sí, el haber llevado bien una humillación que Jesús vio necesario hacerles. Él tiene también eso previsto para nosotros, junto con fracasos, desengaños, desprecios, sufrimiento, diferencias de caracteres… Todo para ayudar al vaciamiento del yo y al llenado de Él.



Niégate y encontrarás tesoros

¿Por qué la negación, la privación, la elección del sufrimiento? La respuesta no es fácil, pues el dolor es un misterio. Pero Jesús puso como condición para seguirlo negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz. Por eso hay tesoros en la tierra que no debemos desaprovechar: el hambre, la sed, el frío, la soledad, la traición, la calumnia…



Ejercicios de humildad

El evangelio de la Misa de hoy recoge una expansión del corazón de Cristo, que se alegra ante las almas humildes y sencillas. El infierno se construye en esta tierra con la soberbia, y con la humildad construimos sobre la verdad y la caridad: la verdad de nuestra nada y la apertura al amor. Crecemos en humildad llenando nuestro corazón de Jesús y olvidando la propia “dignidad”.